En este nuevo post de nuestra serie histórica os presento otra de las joyas, o gemas, más conocidas de la historia… El rubí del Príncipe negro que se encuentra engastado en el centro de la corona imperial británica.
Lo primero que hay que aclarar es la siguiente paradoja, que el “rubí” no es un rubí; es una espinela, otro mineral que nada tiene que ver con el corindón rojo (rubí), sin embargo dicha espinela que no esta facetada sino solo pulida de su cristal natural , un octaedro irregular desplazado; es una de las más grandes jamás encontradas en su calidad y color, y como siempre en estas joyas a parte del valor como gema, su historia y vicisitudes hacen de ella una pieza única. Tiene unos 170 quilates de peso y esta taladrada.
La espinela, también llamada antiguamente en español “rubí balaje” probablemente de ahí su error de nomenclatura, proviene de la palabra “balaj” que tiene la siguiente acepción el diccionario de la RAE: Del ár. balaẖš, reducción de la voz balaẖšī, gentilicio de Badaẖš[ān], región de Asia Central donde se encuentran estas piedras. De hay la creencia que proviene de las minas de Badakhshan , una región que engloba parte de NE de Afganistán y E de Tayikistán, en plenas montañas del Pamir.
¿Y que tendrá que ver como se nombraba en español?. Pues mucho, porque a mediados del siglo XIV España y Europa se desangraban en guerras internas: el Reino de Granada estaba en guerra civil entre Muhammad V, Ismail II y Muhammad VI; en el reino castellano luchaban entre ellos, Pedro I y su hermano Enrique II Trastamara, ambos hijos de Alfonso XI, e Inglaterra y Francia estaban inmersas en la Guerra de los Cien Años. Y fueron estos tres conflictos los que crearon la epopeya de la gema.
Con este panorama bélico y de caos, el origen de la piedra se queda en el terreno de las hipótesis, ya que no hay documentos escritos. Parece que lo más lógico es que dicha gema fuera vendida en la ruta la seda y traída a occidente por los comerciantes genoveses, los cuales se la vendieron al reino de Granada, con el que mantenían una estrecha relación y por su valor pasara a formar parte de las joyas del reino Nazarí. Por supuesto no se sabe cuando trajeron la piedra lo que si se sabe es que formó parte de las joyas que saqueó Muhammad VI de Granada al huir de la reconquista del califato por parte de Muhammad V; estamos hablando de 1362. El 13 de abril de 1362, viéndose en Granada abandonado por todos, Muhammad VI, huyó con un pequeño grupo de seguidores a Sevilla con la intención de comprar, si necesario fuese, la protección de Pedro I, sin embargo el rey castellano, que apoyaba al Muhammad V, acabó ajusticiando al usurpador y apropiándose de todas sus pertenencias.
El historiador castellano Pedro López de Ayala dice en su “Crónica del rey don Pedro” :
“Y luego que el rey Bermejo fue preso, fue catado (registrado) aparte, si tenía algunas joyas consigo, y halláronle tres piedras balajes , muy nobles y muy grandes [tan grande cada una como un huevo de paloma], y hallaron a un moro pequeño que venía con él un correón en que traía setecientas y treinta piedras balajes; y hallaron a otro moro pequeño, que era su paje, aljófar tan grueso como avellanas mondadas, cien granos; y a otro moro pequeño hallaron otra partida de aljófar tan grande como granos de garbanzos, que podía haber un celemín (4,6 dm3); y a los otros moros hallaron a cada uno, a cual aljófar, a cual piedras; y lleváronselo luego todo al Rey. Y a los moros que fueron presos en la judería fueron halladas doblas y joyas; y todas las tuvo el Rey”.
Por lo dicho, una de las tres piedras balajes se supone que sería nuestra protagonista. Y el texto citado sería su acta de nacimiento para la Historia.
Sin embargo existe otra hipótesis de como Pedro I se apoderó de la gema y sería un poco más tarde que la anterior. Es bastante más patriótica pero parece más inverosímil.
En 1367 en plena guerra civil castellana, Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique II de Trastámara, han llamado ambos a sus aliados y se disponen a combatir en las afueras de la ciudad de Nájera. Pedro I combate junto a Inglaterra ( viene nada menos que a socorrerle el Príncipe de Gales, Edward of Woodstock, también llamado el Príncipe negro ), Aquitania, Mallorca y Navarra. A Enrique de Trastámara le respalda la nobleza castellana y, a pesar de que ni Francia ni Aragón le apoyaban abiertamente, contaba con algunos nobles aragoneses y compañías libres francesas leales a su lugarteniente, Bertran Du Guesclin, uno de los más poderosos hombres de armas franceses de la época, que dos años mas tarde sería nombrado Condestable de Francia por Charles V.
Pues bien , tras la derrota de Enrique, el Príncipe Negro le reclama lógicamente a Pedro I el pago al cual se había comprometido por su ayuda en la contienda. Sin embargo el Príncipe Negro no recibió el reembolso por parte de Pedro I de la ingente suma de dinero que había costado contratar semejante ejército ni tampoco los territorios que habían pactado en Bayona ( Guipúzcoa, Álava y parte de La Rioja serían para Navarra y el señorío de Vizcaya y la villa de Castro Urdiales para Inglaterra), ya fuera porque Pedro aún seguía inmerso en la guerra contra su hermanastro o porque no tuvo nunca la intención de pagar. Y después de esperar más de cuatro meses en Castilla el pago, el Principe Negro volvió a Gascuña enfermo y endeudado.
Trás esto, la segunda hipótesis de como fué a parar el rubí a manos de Edward de Woodstock se queda un poco débil. Se dice que Pedro I saqueó Santa María la Real de Nájera (cosa bastante probable) y que de allí saco el rubí de las joyas que los nobles navarros llevaban regalando a la virgen durante 200 años; se cita, que en un tomo del becerro (Becerro de las behetrías de Castilla) ,se halla detallado el Inventario de la Sacristía en el Siglo XIV el 2 de mayo de la Era 1372 (que es el año de Cristo 1334), también figura la relación de alhajas que arrebató el Rey Don Pedro I de Castilla. Desgraciadamente no he conseguido cita textual de dicho libro; sin embargo parece claro que Pedro no dió nada después de la batalla al Principe Inglés por lo cual la idea más lógica es que Pedro I le diera el rubí antes de la batalla, ya que cuando fué a Bayona a pedir ayuda partió con muchas joyas y presentes, según López de Ayala:
Y el Príncipe (Edward of Woodstock) hizo saber al rey de Inglaterra su padre, como dicho es, todo lo que el rey don Pedro le dijera del menester que estaba, y cómo era echado de su reino, y por quién; que traía tesoros para pagar las gentes que le hubiesen de servir y de ayudar.” (Crónica del rey don Pedro).
Por supuesto hay quién dice que fue el pérfido Príncipe Negro quién robó la gema al noble Pedro I (recordemos que llamado por nosotros “El Cruel”) o la consiguió en algún saqueo, pero dicha versión no se sostiene por ningún lado.
Ya en poder de la corona inglesa el “rubí” fué pasando de soberano a soberano, casi siempre engastado en la corona real, de hecho hay una leyenda negra de mala suerte sobre el rubí pues todo el que lo poseyó acabo muriendo prematuramente, un poco absurdo porque guerreando todo el santo día, con multitud de traiciones y asesinatos, enfermedades y epidemias lo más normal es que no duraras ni un telediario. Henry V, Richard III , Elizabeth I, fueron monarcas que portaron la gema; reinando James I éste fué ejecutado durante la Guerra Civil inglesa y las joyas reales fueron destruidas, confiscadas o vendidas y eso último parece ser que le ocurrió a nuestra piedra. En 1649 fué vendida por 15 libras a un joyero que se la revendió a Charles II en 1660 cuando la monarquía fué restaurada en Inglaterrra, y fué su sucesor James II el que parece ser que destruyó la “maldición” de la gema, no sin antes perder su trono en tres años e ir al exilio.
Desde la restauración de la monarquía en 1660, existieron hasta 10 coronas imperiales diferentes, hasta que la reina Victoria hiciera la que es la base de la corona actual. Incluyó el pequeño rubí talla cabujón en el taladro que tenía el “rubí del Príncipe Negro” y así taparlo. Sin embargo en 1845, durante la apertura del parlamente británico al Duque de Argyll que portaba la corona trás Victoria, se le cayó al suelo y se rompió. Sin embargo no fué hasta la coronación de George VI en 1937 cuando se reformó y restauró la corona por los joyeros Garrard & Co. quedando la pieza como actualmente se puede ver, solo hubo una rectificación de medida para la coronación de Elizabeth II en 1953, ya que la medida de la cabeza de la futura monarca era mucho menor.
La entrada JOYAS CON HISTORIA…..HISTORIA CON JOYAS. El rubí del Príncipe Negro. aparece primero en Ricardo Die Joyas.